MANOTAZOS DE AHOGADOS
En España, hay una gran preocupación sobre los resultados de la educación.
No es para menos.
Las leyes de Educación primaria y secundaria en los últimos 30 años, han cambiado muchísimas veces, con una total falta de proyección y las más de las veces, de criterio y/o de sentido común.
La enseñanza es algo muy serio para proceder livianamente a éstas modificaciones, que más parecen un capricho de políticos de paso, que motivada por verdaderas necesidades pedagógicas.
No es de extrañar, que más del 36% de educandos en España no comprendan la lectura de textos, ni entiendan la enseñanza tan básica e importante como las matemáticas.
Cuando la enseñanza responde al deseo trasnochado de los políticos, suceden estas cosas.
Creo que como la Constitución de cualquier país civilizado, la enseñanza y sus cambios deberían pensarse mucho antes de modificarla por ser un valor de importancia permanente en sus conceptos básicos; en la formación de los alumnos y de su futuro. No se hacen cambios, para alegremente y de forma inconsciente, producir modificaciones que a la postre se han demostrado no van ni remotamente, a la mejoría del sistema de enseñanza. Sólo agregan desazón, infortunio y confusión al alumnado.
Como estudiante, y hace mucho tiempo, tuve la fortuna de ser enseñado con un método que me hizo gustar y saborear las materias que me formaron en la escuela elemental y el Bachillerato. Y me ha servido hasta en la Universidad.
Nunca hemos tenido ni yo, ni mis compañeros, los defectos que se imputan a la actualidad.
Ni falta de interés, ni falta de comprensión, ni, al final, falta de los conocimientos inculcados con tanto profesionalismo como el que tuvimos tantos años atrás por eximios profesores.
Se tenía total respeto por el Profesor/a, por el sistema de enseñanza y siendo que el mismo tenía decenios de antigüedad, pero exigencia y actualizaciones permanentes.
Una enseñanza donde los Profesores, motivaban. Los planes de enseñanza se mantenían y se retocaban, pero nunca variaban radicalmente como sucede en estos tiempos, ni de un año a otro.
Por eso, yo como Docente y como padre, exijo que se trate a la ENSEÑANZA, (escrito así con mayúsculas) y a los/as PROFESORES/AS (ídem) con el respeto que se debe a los formadores de conciencia, de educación y de normas de estudio que se prolongarán durante toda la vida.
Ellos, los/as Profesores/as, encaran el mejor vehículo de aprendizaje de nuestros hijos.
Ni unos ni los otros merecen estos manotazos de ahogado, que lo único que generan es confusión y pésimos resultados de futuro, como se está viendo.
El profesor es un elemento fundamental en la esfera de la enseñanza y no creo que ni ahora, ni más adelante pueda ser cambiado por una pantalla, una tablet o un ordenador.
Para la transferencia que genera el maestro, no existe sustituto y es demasiado importante como para confiarla a una pantalla o a un programa informático por más atractivo y en colores que nos lo ofrezcan.
Hasta el próximo post, amigos lectores.
Espero sus comentarios y en mi página
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Ojala, lo escuchen y dentro de la multitud que lo lee, según veo, aparezca algun político, que tenga lo que hay que tener, para encarrilar la enseñanza por la vías que deben llevar al conocimiento. Muchos saludos!
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