ILUSIONES
¿A quien no le pasó por la cabeza ésta
fantasía? Veamos.
1.
Soy Arquitecta/o; me toca hacer una obra para el
importante señor XX. Quedará tan bien que me recomendará y mi Despacho dejará
de pasar penurias.
2.
Soy Modisto/a; me recomendaron una clienta
que se casa. Le haré el vestido y quedará tan bien que se me llenará mi atelier
con interesadas en vestidos especiales.
3.
Soy Médica/o: atendí en mi especialidad a un
paciente que según parece es un importante político. Se me abre una puerta
insospechada al futuro.
4.
Soy Pintor/a: vendí en mi exposición última
una naturaleza muerta a una persona que me dicen es de la importante empresa XXXZ
S.A. Tal vez me pidan cuadros para el
exterior.
5.
Soy Abogada/o: estoy haciendo un juicio a un
personaje de la construcción. Si lo llevo bien, podré convertirme en su letrado
de cabecera.
6.
Soy Administrativa/o: se jubila el jefe y tengo
muchas posibilidades de convertirme en su sucesor. Hace 37 años que estoy en la
Empresa…
7.
Soy escritor/a: publiqué un par de relatos en un
portal de Internet y lo leyó un importante Editor que me asegura publicará y
empezará mi camino a la fama.
8.
Soy cocinera/o: hoy un cliente preguntó en el
comedor el nombre del cocinero. ¡Mira si me busca para ir a un importante
Restaurante del Centro de la Ciudad y salgo de este bar de barrio!
No dudo que algún pequeño porcentaje de estas
situaciones pueden llevar a concretar esa ilusión. Pero la estadística debe ser
mínima. Y lo digo por experiencia propia en dos de estos planteos.
El 1 y el 7.
Por mejor que quedó la obra, ahí terminó
todo. Luego…a seguir remando. Encontrar otro Cliente y repetir. Más o menos como el suplicio de Tántalo...
Por mejor que sea el cuento publicado rara es
la vez que aparece el mecenas invisible que te toca con la varita mágica. A
muchos nos hubiese gustado encontrarlo y que nos dedicara algunos minutos. Me
pregunté muchas veces cómo hacían los pintores del Renacimiento para acercarse
a las clases dominantes de esa época, que los contrataban, les daban casa,
comida, atelier, modelos, ayudantes, pinturas, y hasta los mármoles para
esculpir.
No tuve esa suerte. Tal vez se me perdió la
ambición en algún sitio o se me subieron demasiado las ilusiones a la cabeza.
Lo seguro que me falló el marketing. Porque las obras quedaron casi siempre bien!
Pero puedo asegurar que en cada obra nueva
que realizo, en cada cuento que publico, la ilusión se repite igual y es
la misma. La diferencia es que ya ni busco, ni espero al "mecenas". Lo doy por desaparecido!...
Tengo la impresión que cuando esta ilusión no
sea la misma, será el momento de “colgar” los lápices, el ordenador, las
agujas, los códigos, las ollas, los pinceles, el estetoscopio y darnos cuenta
que se terminó todo.
Será finalmente un descanso.
En otras profesiones pasa algo parecido. Los notarios tienen registros "hereditarios" en contrario terminan haciendo poderes y certificando insignificancias. Los abogados otro tanto, si no son hijos de...al turno de oficio. Porque el origen y la prosapia son importantes como se ve en la vids real. Muy bueno lo suyo. Saludos.
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